El sufijo es una terminación (morfema) que se pone al final de la palabra y permite formar una palabra nueva con un significado diferente.
Veamos algunos ejemplos:
Florero: al sustantivo “flor” le hemos añadido el sufijo “-ero“ para referirnos al objeto en el que se colocan las flores.
Carnicero: al sustantivo “carne” le hemos añadido el sufijo “-icero“ para referirnos a la persona que vende la carne.
Goleador: al sustantivo “gol” le hemos añadido el sufijo “-eador“ para referirnos al jugador que marca goles.
Hay numerosos sufijos:
Algunos ejemplos:
Bañista: persona que se da un baño
Pintor: persona que se dedica a la pintura
Zapatería: tienda en la que se venden zapatos
Campanario: torre donde se sitúa la campana
Taponar: acción de poner un tapón
Nuboso: cielo cubierto con nubes
Mexicano: habitante de México
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Barbudo: que tiene barba